jueves, mayo 19, 2011

Suelta la carga

Un hombre iba por un camino con un pesado costal de papas sobre sus espaldas. Caminaba lenta y sufridamente. Dios, que lo veía, le preguntó: "¿Hacia dónde vas con ese costal de papas?". El hombre miró hacia el cielo y le respondió insolentemente: "¿Por qué me preguntas si tú lo sabes todo?". Y siguió su camino. En otro lugar, alejado de allí, otro hombre iba cargando una carretilla llena de ladrillos. Dios, que lo veía le preguntó: "¿Hacia dónde vas con esa carretilla?". El hombre respondió: "Voy al pueblo". Dios le dijo: "¿Quieres que te ayude con esa carga?". El hombre le contestó: "Puedo solo"...

En otro lugar, un hombre iba cargando un montón de leña atada con una cuerda. Dios, que lo veía, le dijo: "¿Hacia dónde vas con esa leña?". El hombre respondió: "La llevo a mi casa al otro lado de ese cerro". Dios le dijo:- ¿quieres que te ayude?". El hombre, accedió y Dios tomó la cuerda y cargó la leña. Poco habían caminado, cuando el hombre le quitó la leña a Dios y la volvió a cargar él mismo. Dios siguió caminando a su lado y un kilómetro más adelante, el hombre se la volvió a entregar para que El la cargara. Pero, más adelante, el hombre se la volvió a quitar y la cargó nuevamente y así siguió a lo largo del camino...

En otro lugar, muy lejos de allí, otro hombre iba por un camino llevando un pesado costal de arena. Dios, que lo veía, le dijo: "¿Hacia dónde vas con ese costal de arena?". El hombre respondió: "Tengo que llevárselo a mi patrón, que vive a 5 Km.. de aquí". Le dijo Dios: "¿Quieres que te ayude?". El hombre sonrió y le dijo: "¡Oh sí Señor, yo ya no puedo con esta carga!" y se la entregó. Siguieron caminando y el hombre le iba contando a Dios alegremente de su vida, de su familia y de su trabajo. Le hacía preguntas, le pedía opiniones, en fin, el hombre y Dios, conversando y conversando, llegaron a destino. El hombre ya no se había acordado más de su carga. El Señor mismo cumplió la encomienda de entregársela al patrón de aquel hombre. El hombre agradeció mucho la ayuda y el Señor le dijo: No te dejaré ni te desampararé, siempre que me necesites, estaré contigo.

¿Con cuál de estos cuatro hombres te identificas?¿Eres como el primero que cuando tienes problemas, no tomas en cuenta a Dios?...O ¿eres como el segundo hombre, orgulloso y soberbio, que no acepta la ayuda de nadie? O ¿eres como el tercer hombre, que entrega su carga a Dios, pero en realidad su fe es escasa y decide volverla a cargar él mismo? O ¿eres como el cuarto hombre, que mantiene una buena relación con Dios y humildemente y con alegría, acepta Su ayuda y se olvida de su carga hasta el final del camino, porque confía en que El tiene el poder para librarlo de esa carga, al punto de que él ya no tiene que preocuparse más por ella?...

Quizá cuando estás en problemas acudes a Dios, le pides, le lloras, pero no sueltas tu carga. Sigues soportando y sufriendo, en constante afán. Solo cuando voluntariamente le entregues esa carga, El la tomará y la cargará sobre Sus hombros. Sigue el ejemplo del cuarto hombre, mantén una buena relación con Dios, deja que El te ayude con toda tu carga y descansa en El, esto quiere decir que ya no vas a seguir angustiado, porque tu problema está en Sus manos. Ya no vas a sentir su peso, ¡porque ese peso lo está llevando el Señor!.

¿Cuál es tu carga?...¿Decepción, traición, resentimiento, abuso, abandono, soledad, tristeza, baja autoestima, adicciones...? Cualquiera que sea tu carga, no importa el tiempo que la llevas sobre tu espalda, Jesús te dice: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso” (Mateo 11:28)

“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias”. (Filipenses 4:6)

lunes, mayo 09, 2011

Un poco de Ciencia nos aparta de Dios....


(Hecho ocurrido en 1892, verdadero y parte de una biografía)
Un señor de unos 70 años viajaba en el tren, teniendo a su lado a un joven universitario que leía su libro de Ciencias. El caballero, a su vez, leía un libro de portada negra. Fue cuando el joven percibió que se trataba de la Biblia y que estaba abierta en el Evangelio de Marcos.

Sin mucha ceremonia, el muchacho interrumpió la lectura del viejo y le preguntó:

- Señor, ¿usted todavía cree en ese libro lleno de fábulas y cuentos?

- Sí, mas no es un libro de cuentos, es la Palabra de Dios. ¿Estoy equivocado?

- Pero claro que lo está. Creo que usted señor debería estudiar Historia Universal. Vería que la Revolución Francesa, ocurrida hace más de 100 años, mostró la miopía de la religión. Solamente personas sin cultura todavía creen que Dios hizo el mundo en 6 días. Usted señor debería conocer un poco más lo que nuestros Científicos dicen de todo eso.

- Y... ¿es eso mismo lo que nuestros científicos dicen sobre la Biblia?

- Bien, como voy a bajar en la próxima estación, no tengo tiempo de explicarle, pero déjeme su tarjeta con su dirección para mandarle material científico por correo con la máxima urgencia.

El anciano entonces, con mucha paciencia, abrió cuidadosamente el bolsillo derecho de su bolso y le dio su tarjeta al muchacho. Cuando éste leyó lo que allí decía, salió cabizbajo, sintiéndose peor que una ameba. En la tarjeta decía:



Profesor Doctor Louis Pasteur
Director General del Instituto de Investigaciones Científicas
Universidad Nacional de Francia

'Un poco de Ciencia nos aparta de Dios. Mucha, nos aproxima'.
Dr. Louis Pasteur

Postdata:
El mayor placer de una persona inteligente es aparentar ser idiota delante de un idiota que aparenta ser inteligente.