martes, abril 12, 2011

MEDITACION: EL ARBOL MARCHITO



Había un árbol en tierra seca con la mayoría de sus ramas y hojas marchitas. Llegó la lluvia y rodeos sus raíces más el árbol no crecía . Pasó un hombre rico y se dijo: ¡Que árbol tan débil e insignificante, sería mejor cortarlo!..   Quemaría para mi fogata, sus ramas secas. Porque no da ni sombra ni fruto, este árbol es débil , nada puede aportarme.


Luego pasó un jardinero y al ver aquel árbol cortó sus ramas secas. Una a una , con Cuidado, despacio y con amor.


El árbol se resintió; quedó en silencio, encorvado por unos días y fue entonces que empezó a brotar lluvia desde sus hojas. Parecía que llorara en su silencio. Pronto sus lágrimas humedecieron la tierra que rodeaba sus raíces. No era el agua de la lluvia. Era el agua de sus propias lágrimas.


Y lo que era llanto sé convirtió en alimento y el árbol empezó a extender sus raíces y sus ramas retoñaron con vigor. Hasta que el árbol creció y se hizo fuerte y bajos sus ramas muchos buscaron su sombra. Y un día pasó el hombre rico. Y cansado y sediento buscó su sombra y el agua que caía de sus ramas ahora fuertes y descubrió que aquel árbol era el que una vez quiso destruir para su provecho.


Pronto la gente que se le acercaba supo que el árbol crecía por el agua que bebía. Más era un agua que nacía de lo profundo de su ser interior.


"Bendito es el hombre que confía en el Señor, cuya confianza es el Señor. Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la corriente; no temerá cuando venga el calor, y sus hojas estarán verdes, en año de sequía no se angustiará, ni cesará de dar fruto" (Jeremías 17:7,8).

1 comentario:

Jorge Hernán Abad Londoño dijo...

Aunque está un poco coja la historia me gusto