domingo, enero 31, 2010

En la medida de tus fuerzas

La historia empieza con un bosque incendiado. Las llamas se propagan con sorprendente rapidez, y los animales huyen asustados. Solamente un gorrioncillo revolotea decidido al río, moja sus alas y vuela sobre las llamas para dejar caer una o dos gotas de agua. Una ardilla le grita entonces, ¡No seas tan tonto! ¡Lo que haces no vale nada, con esas gotas jamás apagarás este incendio! ¡Mejor huye! El gorrión ni siquiera contesta, no tiene tiempo para ello, está inmensamente afanado. Para sus adentros piensa que este bosque le ha dado tanto, aquí ha vivido su familia, aquí ha sido feliz, debe entonces luchar por hacer lo que pueda para no dejarlo morir.
Y sigue en ese ir y venir entre el río y las llamas, dejando caer en cada viaje una o dos gotitas de agua.
Y cuenta esta historia, que Dios viendo el esfuerzo del gorrioncillo, dejó caer un gran chubasco de agua, que apagó por completo las llamas del bosque. Y éste reverdeció y volvió a florecer. Así todos los animales regresaron, y volvieron a ser felices, más felices de lo que eran antes.
La moraleja es clara. Cuando nos enfrentemos con un problema, ¡ataquémoslo en la medida de nuestras fuerzas! Si pensamos como la ardilla, acabaremos huyendo. Si pensamos como el gorrión, Dios nos ayudará a solucionarlo, no lo dude.
Si algo he aprendido a través de la vida es que las personas sensatas, al tratar con sus problemas, se orientan siempre hacia las soluciones. Emplean su tiempo y su energía en encontrar las respuestas que pudiera haber. Es más, se aseguran en lo posible de que ese problema no se vuelva a producir.
Desgraciadamente también hay gente que se orienta solamente a la dificultad que hay en el problema. Gasta así su tiempo y su energía quejándose y sintiéndose víctima. No comprenden la sentencia: “No le cuentes a Dios que tan grande es tu problema. Mejor cuéntale a tu problema lo grande que es tu Dios”.
LO NEGATIVO: Esquivar los problemas, sentir que es imposible solucionarlos.
LO POSITIVO: Acometer el problema en la medida de nuestras fuerzas. Saber que hay una fuerza superior a nosotros que vendrá siempre en nuestro auxilio.

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