miércoles, febrero 01, 2006

LA CERCA Y LOS CLAVOS

  Había una vez un niño con muy mal carácter.

  Su padre le dió una bolsa de clavos y le dijo
  que clavara uno en la cerca del jardín cada vez
  que él perdiera la paciencia y se disputara con alguien.

  El primer día clavó 37. Pero con el transcurso de
  las semanas, aprendió a controlarse y el número de
  clavos incrustados en la cerca disminuyó día tras día:
  Había descubierto que era más fácil controlarse que
  plantar clavos en la barrera.

  Semanas después fue a ver a su padre y le dijo que
  durante ese día no había plantado ningún clavo. Su
  padre le dijo entonces que quitara un clavo de la
  cerca por cada día que no perdiera la paciencia.

  Los días pasaron y finalmente el niño pudo decirle
  a su padre que había removido todos los clavos. El padre
  condujo a su hijo a la cerca y le dijo:

  "Hijo mío, te has comportado bien, pero mira todos
  los huecos que hay en la cerca. Ella no será jamás como
  antes. Cuando te peleas con alguien y le dices algo
  que hiere o maltrata, le causas una herida como ésta."

  "Tú puedes clavar un cuchillo en un hombre y después
  retirarlo, pero quedará siempre una herida. Sin importar
  cuantas veces te disculpes, la cicatriz permanecerá."

  Una herida verbal hace tanto daño como una herida
  física.

  Los amigos son joyas escasas, te hacen sonreír y
  te animan.  Están listos para escucharte cuando lo
  necesitas, te sostienen y te abren el corazón.

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