lunes, abril 22, 2013

¿Quiero ser feliz o tener la razón?


Eran las 8 p.m. en una concurrida avenida. Una pareja va retrasada para cenar con unos amigos. La dirección es en un rumbo que no suelen frecuentar, por lo que ella consultó el mapa antes de salir.  Él conduce y ella lo orienta. En un punto ella le indica que gire en la siguiente calle a la izquierda. Él argumenta muy seguro que es hacia la derecha.  Inicia la discusión y, casi al instante, ella calla y el decide girar a la derecha. En pocos minutos, el se da cuenta de que estaba equivocado. Aunque le resultó difícil, admite que tomó el camino equivocado, al tiempo que inicia el retorno. Ella, en silencio, le sonríe con camaradería.  Una vez que llegaron a la cita se disculparon por el retraso y la noche transcurrió grata y amena. Cuando habían emprendido el camino de regreso, el comenta:
-Tú estabas segura de que tomaba el camino equivocado, ¿Por qué no insististe para que me fuera por el correcto?
Ella responde:  - Porque íbamos retrasados y el tráfico estaba tan congestionado que los ánimos estaban calentándose, y si insistía más corría el riesgo de provocar una agria discusión y habría estropeado la noche... y.... entre tener razón y ser feliz, prefiero ser feliz. Esta historia fue contada por una directora empresarial durante una conferencia sobre la simplicidad en el mundo del trabajo.
Ella utilizó el escenario para ilustrar la cantidad de energía que gastamos sólo para demostrar que tenemos razón, independientemente de tenerla o no.
Desde entonces, me pregunto más a menudo:

"¿Quiero ser feliz o tener la razón?"

jueves, abril 18, 2013

¿Es un camino con corazón?

Tomado de : http://www.transformacionvital.com/un-camino-con-corazon/


Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos. Por eso debes tener siempre presente que un camino solo es un camino, si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir en él bajo ninguna condición. Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinada. Solo entonces sabrás que un camino es nada mas un camino; no hay afrenta, ni para ti ni para otros en dejarlo si eso es lo que tu corazón te dice. Pero tu decisión de seguir en el camino o dejarlo debe de estar libre de miedo y ambición. Te prevengo. Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo una pregunta. Es una pregunta que solo hace un hombre muy viejo. Mi benefactor me habló de ella una vez cuando yo era joven y mi sangre era demasiado vigorosa para que yo la entendiera. Ahora si la entiendo. Te diré cual es: ¿Es un camino con corazón? Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte. Son caminos que van por el matorral. Puedo decir que en mi propia vida he recorrido caminos largos, pero no estoy en ninguna parte. Ahora tiene sentido la pregunta de mi benefactor. ¿Es éste un camino con corazón? Si es con corazón, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno es con corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje mientras lo sigas, eres uno con el. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte y el otro te debilita. – Pero, ¿Cómo identificar un camino con corazón? – Antes de embarcarte en cualquier camino, requieres hacerte la pregunta: ¿Es este un camino con corazón?, Si la respuesta es no, tu mismo lo sabrás y deberás escoger entonces otro camino. – Pero, ¿Cómo estar seguro si un camino es con corazón o no? – Cualquiera puede saber eso. El problema es que nadie hace la pregunta y cuando por fin te das cuenta que has tomado un camino sin corazón, el camino esta ya a un punto de matarte. En esas circunstancias muy pocos hombres pueden pararse a considerar y más pocos aún pueden dejar el camino. – ¿Cómo debo proceder para hacer la pregunta apropiada Don Juan? – Pregunta nada más. – Lo que quiero decir es si hay un método indicado para que yo no me mienta a mí mismo y crea que la respuesta es sí cuando en realidad es no. – ¿Por qué habrías de mentirte? – Tal vez por que en el momento el camino es agradable y me gusta. – Esas son tonterías. Un camino sin corazón no lo disfrutas. Hay que caminar duro tan solo para tomarlo. En cambio, un camino con corazón es sencillo, no te hace trabajar para tomarle gusto.

“Las enseñanzas de Don Juan” Carlos Castaneda

lunes, abril 08, 2013

Bill Gates: Las 11 Reglas de la Vida que tus Hijos no Aprenderán en el Colegio


Discurso de Bill Gates: Las 11 Reglas de la Vida que tus Hijos no Aprenderán en el Colegio

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Bill Gates volvió recientemente a su antiguo instituto a dar un discurso a los alumnos, y entre todas las cosas que les dijo recalcó 11 reglas de vida para que tuvieran en cuenta los chicos:

Regla Uno- La vida no es justa, acostúmbrate a ello.
Regla Dos- Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.
Regla Tres- No ganarás US$5.000 mensuales justo después de haber salido del instituto y no serás un vicepresidente de una empresa con coche de empresa hasta que hayas terminado el instituto, estudiado y trabajado mucho.
Regla Cuatro- Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.
Regla Cinco- Dedicarse a voltear hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente para describirlo: le llamaban oportunidad.
Regla Seis- Si metes la pata, no es culpa de tus padres, así que no lloriquees por tus errores; aprende de ellos.
Regla Siete- Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como son ahora. Ellos empezaron a serlo por pagar tus cuentas, limpiar tu ropa sucia y escucharte hablar acerca de lo super guay que eres y lo carca que son ellos. Así que antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación, escritorio, armario y estuche.
Regla Ocho- En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se pierden años lectivos y te dan las oportunidades que necesites para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. Eso no tiene ninguna semejanza con la vida real.
Regla Nueve- La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.
Regla Diez- La televisión no es la vida real. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la película para irse a trabajar.
Regla Once- Sé amable con los “NERDS” (los más aplicados de tu clase). Existen muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.

La teoría de las "ventanas rotas"




En 1969, en la Universidad de Stanford, (USA), el Prof. Phillip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y color.

Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York, y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos, abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes, y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada lugar.

El auto del Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas, ya sea robándose lo utilizable o destruyendo el resto. El de Palo Alto se mantuvo intacto.

Es común atribuir a la pobreza las causas del delito, postura en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras (de derecha y de izquierda).

Pero el experimento no finalizó allí. A la semana, cuando el auto del Bronx estaba deshecho y el de Palo Alto impecable, los investigadores rompieron el vidrio de este último. Como resultado, se desató el mismo proceso que en el Bronx: robo, violencia y vandalismo. ¿Por qué un vidrio roto en el auto del barrio supuestamente "seguro" desata un proceso delictivo?

Es que no se trata de pobreza. Es evidentemente algo que tiene que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales. Acá viene lo interesante: un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, desinterés, despreocupación, que va rompiendo códigos de convivencia. Es como una sensación de ausencia de ley, de normas, de reglas, algo así como que "vale todo". Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.

En experimentos posteriores, (James Q. Wilson y George Kelling), desarrollaron la "teoría de las ventanas rotas, la misma que desde un punto de vista criminológico, concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.

Si se rompe el vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás.

Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no importar a nadie, entonces allí se generará el delito.

Si se cometen pequeñas faltas (estacionar en lugar prohibido, exceso de velocidad o no respetar luz roja), y las mismas no son sancionadas, entonces comenzarán faltas mayores y luego delitos cada vez más graves.

Si permitimos actitudes violentas como algo normal en el desarrollo de los niños, el patrón de desarrollo será de mayor violencia cuando estas personas sean adultas.

Si los parques y otros espacios públicos deteriorados son progresivamente abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a los asaltos), serán los delincuentes quienes ocuparán esos espacios.

La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez a mediados de la década del 80 en el Metro de Nueva York, en aquellos años el lugar más inseguro de la ciudad. Se comenzó de lo pequeño a lo más grande: grafitis, suciedad, ebriedad, evasiones del pago de pasajes, pequeños robos y desórdenes. Los resultados fueron evidentes, lográndose hacer del subte un lugar seguro.

En los ?90, Rudolph Giuliani, sobre la base de las "ventanas rotas" y el Metro, impulsó una teoría de "tolerancia cero". La estrategia consistía en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana. El resultado práctico fue un enorme abatimiento de todos los índices criminales de la ciudad de Nueva York.

Cabe aclarar, para la gente de pensamiento "progre", que la expresión "tolerancia cero", si bien podría sonar a una especie de solución autoritaria y represiva, su concepto principal radica en la prevención y promoción de condiciones sociales de Seguridad. No se trata de "linchar al delincuente". No se trata de avalar la prepotencia policial, ya que de hecho, también puede aplicarse la "tolerancia cero" respecto de los abusos de autoridad. No se trata de "tolerancia cero""frente a la persona que comete el delito sino frente al delito mismo.

Se trata de crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana.

Es bueno volver a leer esta teoría y de paso difundirla. La solución a este problema YO NO LA TENGO, ESTIMADO LECTOR pero he comenzado a reparar las ventanas de mi casa, estoy tratando de mejorar los hábitos alimenticios de mi familia, le he pedido a todos los miembros de la familia que evitemos decir malas palabras delante de nuestros hijos, también hemos acordado no mentir, ni siquiera mentiras pequeñas, porque no hay mentiras pequeñas, ni grandes, una mentira es una mentira y punto, hemos acordado aceptar las consecuencias de nuestros actos con valor y responsabilidad, pero sobre todo dar una buena dosis de educación a nuestros hijos, con esto espero comenzar a cambiar en algo lo que antes hubiera hecho mal, he soñado que los míos algún día repitan esto el día de mañana, con la finalidad de que los hijos de mis hijos, o los nietos de mis hijos vean algún día, un nuevo Mundo, un Mundo sin ventanas rotas

SI ESTAS DE ACUERDO, SOLO PASALO ...
PARA QUE CADA DÍA SEAMOS MAS LOS QUE BUSQUEMOS REGENERAR UNA SOCIEDAD HONESTA Y TRABAJADORA