viernes, marzo 31, 2006

LA HISTORIA DEL BURRO

Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal lloró fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de buscar algo que hacer.

Finalmente, el campesino decidió que el burro ya estaba viejo y el pozo ya estaba seco y necesitaba ser tapado de todas formas; que realmente no valía la pena sacar al burro del pozo.

Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Cada uno agarró una pala y empezaron a tirarle tierra al pozo.

El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró horriblemente. Luego, para sorpresa de todos, se aquietó después de unas cuantas paladas de tierra.

El campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio... con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble: Se sacudía la tierra y daba un paso encima de la tierra.

Muy pronto todo el mundo vio sorprendido cómo el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando...

La vida va a tirarte tierra, todo tipo de tierra... el truco para salir del pozo es sacudírsela y usarla para dar un paso hacia arriba. Cada uno de nuestros problemas es un escalón hacia arriba. Podemos salir de los más profundos huecos si no nos damos por vencidos...

¡¡¡Usa la tierra que te echan para salir adelante!!!

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sábado, marzo 18, 2006

TODOS SON IGUALES

Un día, mientras caminaba por la calle, un dirigente de un importante partido político es trágicamente atropellado por un camión y muere.

Su alma llega al paraíso y se encuentra, en la entrada, a San Pedro en persona.

- "Bienvenido al paraíso",  le dice San Pedro:

- "Antes de que te acomodes, parece que hay un problema. Verás, muy raramente un alto político ha llegado aquí y no estamos seguros de qué hacer contigo. Lo que haremos será hacerte pasar un día en el infierno y otro en el paraíso, y luego podrás elegir dónde pasar la eternidad".

Y con esto, San Pedro acompaña al político al ascensor y baja, baja hasta el infierno.

Las puertas se abren y se encuentra justo en medio de un verde campo de golf.                               

A lo lejos hay un club y, de pie, delante de él, están todos sus amigos políticos que habían trabajado con él, todos vestidos con traje de noche y muy contentos. Corren a saludarlo, lo abrazan y recuerdan los buenos tiempos en los que se enriquecían a costa del pueblo. Juegan un agradable partido de golf y luego, por la noche, cenan juntos en el Restaurante Gourmet del club, con langosta como plato  principal.

Comparten la noche con hermosísimas y liberales jovencitas.

Se encuentra también al Diablo, que de hecho es un tipo muy simpático y se divierte mucho contando chistes y bailando.

Se está divirtiendo tanto que,  antes de que se de cuenta, es ya hora de irse. Todos le dan un apretón de manos y lo despiden mientras sube al ascensor.

El  ascensor sube, sube, sube, y se reabre la puerta del paraíso donde San Pedro lo está esperando. "Ahora es el momento de pasar al paraíso".

Así que el político (inescrupuloso, ciertamente), pasa las 24 horas sucesivas saltando de nube en nube, tocando el arpa y cantando. Antes de que se de cuenta, las 24 horas ya han pasado y San Pedro va a buscarlo.

- "Ya has pasado un día en el infierno y otro en el paraíso, ahora debes elegir tu eternidad".

El hombre reflexiona un momento y luego responde: "Bueno, el paraíso ha sido precioso, pero creo que he estado mejor en el infierno".

Así que San Pedro lo acompaña hasta el ascensor y otra vez baja, baja, baja, hasta el infierno. Cuando las puertas del ascensor se abren, se encuentra en medio de una tierra desierta cubierta de mierda y desperdicios. Ve a todos sus amigos vestidos con trapos, recogiendo los desperdicios y metiéndolos en bolsas negras.

El Diablo lo alcanza y le pone un brazo en el cuello.

"No entiendo -balbucea el político-. Ayer estuve aquí y había lindas mujeres, un campo de golf y un club, comimos langosta y caviar, bailamos y nos divertimos mucho. Ahora todo lo que hay es un terreno desértico lleno de porquerías..., y mis amigos parecen unos miserables".

El Diablo lo mira, sonríe y dice:

- "Ayer estábamos en campaña. ¡¡¡ Hoy..., ya votaste por nosotros...!!!".


lunes, marzo 13, 2006

El virus

Es la tarde de un  viernes típico y estás
manejando hacia tu casa.
Sintonizas la radio. El noticiero cuenta
una historia de poca importancia:
En un pueblo lejano han muerto 3 personas de alguna gripe que nunca antes se había visto.
No le pones mucha atención a ese acontecimiento...
El lunes cuando despiertas, escuchas que ya no son 3, sino 30,000 personas las que han muerto en las colinas remotas de la India.

Gente del control de enfermedades de los Estados Unidos, ha ido a investigar.

El martes ya es la noticia más importante de la primera plan del periódico, porque ya no sólo es la India, sino Pakistán, Irán y Afganistán y pronto la noticia sale en todos los noticieros. Le están llamando
"La Influencia Misteriosa" y todos se preguntan: ¿Cómo vamos  a controlarla?

Entonces una noticia sorprende a todos:
Europa cierra sus fronteras, no habrá vuelos a Francia desde la India, ni de ningún otro país donde se haya visto la enfermedad. Por lo del cierre de fronteras estás viendo el noticiero cuando escuchas la traducción de una mujer, en Francia, que dice que hay un hombre en el hospital muriendo de la "Influencia Misteriosa".

Hay pánico en Europa.

La información dice, que cuando tienes el virus, es por una semana y ni cuenta te das. Luego tienes 4 días de síntomas horribles y entonces mueres.

Inglaterra cierra también sus fronteras, pero es tarde, pasa un día más y el presidente de los Estados Unidos, George Bush, cierra las fronteras a Europa y Asia, para evitar el contagio en el país, hasta que encuentren la cura...

Al día siguiente la gente se reune en las iglesias para orar por una cura y entra alguien diciendo: Prendan la radio y se oye la noticia:
2 mujeres han muerto en New York. En horas, parece que la enfermedad invade a todo el mundo.

Los científicos siguen trabajando para encontrar el antídoto, pero nada funciona. Y de repente, viene la noticia esperada: Se ha descifrado el código de ADN del virus. Se puede hacer el antídoto.

Va a requerirse la sangre de alguien que no haya sido infectado y de hecho en todo el país se corre la voz que todos vayan al hospital más cercano para que se les practique un examen de sangre.

Vas de voluntario con tu familia, junto a unos vecinos, preguntándote qué pasará? ¿Será este el fin del mundo?...

De repente el doctor sale gritando un nombre que ha leído en el registro. El más pequeño de tus hijos está a tu lado, te agarra la chaqueta y dice: "Papi ese es mi nombre!". Antes de que puedas reaccionar se están llevando a tu hijo y gritas: Esperen!... Y ellos contestan: todo está bien, su sangre está limpia, su  sangre es pura.
Creemos que tiene el tipo de sangre correcta.

Despúes de 5 largos minutos los médicos salen llorando y riendo. Es la primera vez que haz visto a alguien reir en una semana. El doctor de mayor edad se te acerca y dice: "Gracias, señor!, la sangre de su hijo es perfecta, está limpia y pura, puede hacerse el antídoto contra esta enfermedad..."

La noticia corre por todas partes, la gente está orando y llorando de felicidad.

En eso el doctor se acerca a ti y a tu esposa y dice: "¿Podemos hablar un momento? Es que no sabíamos que el donante sería un niño y necesitamos que firmen este formato para darnos el permiso de usar su sangre". Cuando estás leyendo el documento te das cuenta de que no ponen la cantidad que necesitarán y preguntas: "¿Cuánta sangre?..."

La sonrisa del doctor desaparece y contesta: "No pensábamos que sería un niño. No estábamos preparados. La necesitamos toda!..."

No lo puedes creer y tratas de contestar:
"Pero, pero...". El doctor te sigue insistiendo, "usted no entiende, estamos hablando de la cura para todo el mundo. Por favor firme, la necesitamos...toda. Tu preguntas: ¿pero no pueden darle una transfusión? Y viene la respuesta: si tuviéramos sangre limpia podríamos...

¿Firmará?.¿Por favor?...Firme!!....

En silencio y sin poder sentir los mismos dedos que sostienen el bolígrafo en la mano, firmas. Te preguntan" ¿Quiere ver a su hijo?

Caminas hacia esa sala de emergencia donde está tu hijo sentado en la cama diciendo: "Papi!, Mami!, ¿qué pasa? Tomas su mano y le dices: Hijo, tu mami y yo, te amamos y nunca dejaríamos que te pasara algo que no fuera necesario, ¿comprendes eso?" Y cuando el doctor regresa y te dice: Lo siento necesitamos comenzar, gente en todo el mundo está muriendo...

¿Te puedes ir? ¿Puedes darle la espalda a tu hijo y dejarlo alli?... Mientras el te dice ¿Papi?,¿Mami? por qué me abandonan...

A la siguiente semana, cuando hacen una ceremonia para honrar a tu hijo, algunas personas se quedan dormidas en casa, otras no vienen porque prefieren ir de paseo o ver un partido de fútbol y otras vienen a la ceremonia, con una sonrisa falsa fingiendo que les importa.

Quisieras pararte y gritar: "Mi hijo murió por ustedes!!! ¿Acaso no les importa?..."

Tal vez eso es lo que Dios nos quiere decir: "Mi hijo murió por ustedes, ¿todavía no saben cuánto los amo? 

miércoles, marzo 08, 2006

Jesús, Piénsalo tú

Una oración del Siervo de Dios Don Dolindo Ruotolo

 Jesús a las almas:

¿Por qué os confundís agitándoos? Dejad a mí la cura de vuestras cosas y todo se calmará. En verdad os digo que cada acto de verdadero, ciego, completo abandono en mí, produce el efecto que deseáis y resuelve las situaciones espinosas.

Abandonarse a mí no significa atormentarse, trastornarse y desesperarse, volviendo luego a una oración agitada para que yo os ayude, y cambiar así la agitación en oración. Abandonarse significa cerrar plácidamente los ojos del alma, transferir el pensamiento de la tribulación, y confiarse a mí para que sólo yo opere, diciendo: piénsalo tú. Es contra el abandono, esencialmente contra la preocupación, la agitación y el querer pensar en las consecuencias de un hecho.

Es como la confusión que traen los niños que pretenden que la mamá piense en sus necesidades, y quieren pensarlas ellos, obstaculizando con sus ideas y sus fijaciones infantiles, su trabajo. Cerrad los ojos y dejaos llevar por la corriente de mi gracia, cerrad los ojos y no pensad en el momento presente, transfiriendo el pensamiento del futuro como de una tentación, reposad en mi creyendo en mi bondad, y os juro por mi amor que, diciéndome con estas disposiciones: piénsalo tú, yo lo pienso de lleno, os consuelo, os libero, os conduzco.

Y cuando debo llevaros por una vía diferente de aquella que veis vosotros, yo os adiestro, os llevo en mis brazos haciéndoos hallar, como niños adormecidos en los brazos maternos, la otra orilla. Lo que os trastorna y os hace daño inmenso es vuestro razonamiento, vuestro pensamiento, vuestro tormento, y el querer a toda costa procuraros aquello que os aflige.

Cuantas cosas yo realizo cuando el alma, tanto en sus necesidades espirituales como en aquellas materiales, se vuelve a mí, me mira y diciéndome: piénsalo tú, cierra los ojos y reposa. Obtenéis pocas gracias cuando os atormentáis  por producirlas, tenéis muchísimas cuando la oración es abandono pleno a mí. Vosotros en el dolor oráis para que yo realice, pero para que yo realice como vosotros creéis...

No os dirigís a mí, sino queréis que yo me adapte a vuestras ideas; no sois enfermos que piden al médico la atención, sino que se la sugieren. No hagáis así, sino orad como os he enseñado en el Padre: Santificado sea tu nombre, esto es, sed glorificado en esta necesidad mía; venga a nosotros tu reino, esto es, todo concurra a tu reino, en nosotros y en el mundo; hágase tu voluntad así en la tierra, como en el cielo, esto es, dispón tú en esta necesidad como mejor te parezca para nuestra vida eterna y temporal.

Si me decís de veras: hágase tu voluntad, que es lo mismo que decir: piénsalo tú, yo intervengo con toda mi omnipotencia y resuelvo las situaciones más cerradas. He aquí, ¿Tú ves que la enfermedad apremia en vez de decaer?, no te agites, cierra los ojos y dime con confianza: Hágase tu voluntad, piénsalo tú.

Te digo que yo lo pienso y que intervengo como médico, y llevo a cabo un milagro cuando ocurre. ¿Tú ves que el enfermo empeora?. No te trastornes, sino cierra los ojos y di: piénsalo tú. Te digo que yo lo pienso, y que no hay medicina más potente que una intervención mía de amor. Lo pienso sólo cuando cierras los ojos.

Vosotros sois insomnes, vosotros queréis evaluar todo, escudriñar todo, pensar en todo, y os abandonáis así a las fuerzas humanas, o peor, a los hombres, confiando en su intervención. Es ésto lo que obstaculiza, impide mis palabras y mis miradas. Oh, como yo deseo de vosotros este abandono para beneficiaros, y ¡cómo me entristezco al veros agitados!. Satanás tiende precisamente a ésto: a agitaros para apartaros de mi acción y arrojaros como una presa de las iniciativas humanas.

 Confiad por eso sólo en mí, reposad en mí, abandonaos a mí en todo. Yo hago milagros en proporción del pleno abandono en mí, y del ningún pensamiento vuestro; ¡ yo derramo tesoros de gracia cuando vosotros estáis en la plena pobreza!

Si tenéis vuestros recursos, aunque pocos, o si los buscáis, estáis en el campo natural y seguís por lo tanto el recorrido natural de las cosas, que es a menudo frecuentemente obstaculizado por Satanás.

Ningún razonador o ponderador ha hecho milagros, ni siquiera entre los Santos; opera divinamente quien se abandona a Dios.

Cuando veas que las cosas se complican, di con los ojos del alma cerrados: Jesús, piénsalo tú. Y distráete, porque tu mente es aguda... y para ti es difícil ver el mal y tener confianza en mí distrayéndote de ti. Haz así para todas tus necesidades, haced así todos, y veréis grandes, continuos y silenciosos milagros. Os lo juro por mi amor. Y yo lo pensaré, os lo aseguro.

Orad siempre con esta disposición de abandono y tendréis gran paz y gran fruto, incluso cuando yo os concedo la gracia de la inmolación de reparación y de amor, que importa el sufrimiento. ¿Te parece imposible?. Cierra los ojos y di con toda el alma: Jesús, piénsalo tú. No temas, lo pensaré y bendecirás mi nombre humillándote.

Mil oraciones no valen un solo acto de abandono: recuérdalo bien. No hay novena más eficaz que esta:

                  ¡Oh Jesús me abandono en Ti, Piénsalo tú!